UNA HERMANA

 

La chica de las bolsas dice que tiene una hermana
 
Por lo que pude averiguar no comparten ni mamá ni papá.
Tampoco vivieron bajo el mismo techo más que 15 días de vacaciones en los inolvidables eneros Gesellinos de 1995, 1996, 1997 y 1998.
 
La chica de las bolsas vivió su primera infancia con sus padres en una casa campestre con huerta, gallinero y un perro cruza de pequines y otro perro. Su casa tenia un portón de alambre bajito que impedía que ella y el perro de cruza dudosa se escaparan a la calle.

Al jardín de infantes fue solo 6 meses. Por este motivo, y algunos otros que no vienen al caso, cuando empezó Primer grado sus habilidades sociales eran escasas.
Como sabrán esto no ha mejorado con los años.
 
“Es un poco tímida” justificaba su madre, sin que nadie se lo pidiera, el llanto desconsolado de La chica de la bolsas en la puerta de algún cumpleañitos. Acto seguido, se retiraban a la seguridad de su morada y el llanto cesaba.
 
Empezar Primer grado no era algo que estuviese en los planes de La chica de las bolsas simplemente fue inevitable.
 
El primer día de Primer grado, mientras formaban fila en el patio techado, ELLA le habló.
La chica de las bolsas no contestó. No por falta de educacion.
No sabía cómo hacerlo.
Cuando ingresaron al aula ELLA se sentó al lado. 
En el primer recreo, el recreo largo, ELLA la invitó a jugar a algo. 
En el segundo, el recreo corto, compartieron la merienda con las manos sucias sentadas en las baldosas frías del patio (en 1986 no existía el lavado de manos frecuente ni el alcohol en gel)
 
- Vos que trajiste? le pregunto ELLA 
- Un Capitán del Espacio, dijo La chica de las bolsas en un tono inaudible 
- Me das? 
Claramente no había lugar para el no
 
Los primeros días de clase transcurrieron entre recreos largos y cortos, alfajores, el libro desplegable con solapas de Heidi y los nervios en la panza cuando entraba la señorita María del Carmen que había estudiado pedagogía en la Alemania de 1945
 
A diferencia de La chica de las bolsas, ELLA era muy desenvuelta y sociable lo que hacía que la relación fluyera sin grandes esfuerzos.
 
Al final de la primera semana el balance  dió positivo: La chica de las bolsas había sobrevivido a la señorita María del Carmen y tenía alguien con quien hablar
Primer grado no estaba tan mal.

El sábado por la mañana La chica de las bolsas se despertó con la voz suave de su mamá: 
 
-“Dice tu amiga que la invitaste a jugar”
 
Amiga? Mi amiga? Qué amiga?

La chica de las bolsas dormida y confundida se asomó.
 
Detrás del portón de alambre bajito estaba ELLA.
 
Qué hacía ELLA en la puerta de su casa hablando con su mamá?
 
La chica de las bolsas ha negado hasta la actualidad haberla invitado a su casa en un arranque de valentía al final del recreo corto del viernes

Cuentan los que estuvieron presentes ese sábado 15 de marzo de 1986 que ELLA cruzó el portón de alambre bajito, la agarró de la mano y se quedó a jugar todo el día.

Y los siguientes 34 años





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